La migración haitiana en República Dominicana: un arma de múltiples filos
A pesar del concierto de complicidades, y a fuerza de dejar hacer y dejar pasar, es indeterminada la cantidad de haitianos/ as en el territorio dominicano participando casi en las mismas actividades en que se desempeñan las /os nacionales, principalmente en el sector informal de la economía, y es evidente la competencia para quien quiera certificarla.
La mayoría de estas personas están ilegalmente en el país, o tienen documentación falsa, pero operan con tanta libertad, que su ilegalidad, no parece preocuparle. Todo ocurre al amparo de la ausencia de una política migratoria, que es una responsabilidad de las autoridades dominicanas, quienes a veces actúan como si sus capacidades no estuvieran a la altura de la trascendencia de estos delitos. Esa debilidad institucional, y carencia de visión política e histórica sobre el asunto, solo ayuda a quienes abrazando la causa haitiana sacan ventajas contra el país.
Recientemente nuevos detonantes derivados del mismo asunto pero bajo la aureola de lo coyuntural, han caldeado el panorama con nuevas denuncias contra el país. El alcalde de Francia y Amnistía Internacional, armados de la sinrazón, hablan de esclavitud en República Dominicana. ¡Cuánta infamia y falsedad!. No bien se ha conocido de esta falsa, cuando irrumpe el asunto de la ilegalidad del acta de nacimiento de Sonia Pierre, y con ello, un movimiento de opiniones a favor y en contra, pero tratando el caso como algo especial, no como parte de la ilegalidad múltiple. Esto es una estrategia para apabullar a las autoridades, e impedir la aplicación de medidas contra la migración ilegal.
Dentro de ese movimiento solidario por Sonia Pierre, llama la atención el artículo de opinión de la señora Graciela Azcárate, quien un poco excitada por la pasión del momento, hace un enfoque unilateral del caso, y empleando frases como: retaliación, xenofobia, fascismo, entre otros, se coloca en el lugar de Sonia. Pienso que la articulista en un análisis más frío, se dará cuenta que su caso no es el mismo, pues aunque ella nació en Argentina, creo que nunca ha hecho de los foros internacionales un espacio para difamar y atropellar a la República Dominicana. Hasta ese punto han llegado las cosas. Cuán vulnerable es República Dominicana frente al tema haitiano. Se confunde el árbol con el bosque. Las autoridades siempre deben dar señales claras y precisas para evitar confusión.
No se puede negar que a sonia , el papel de defensora de los haitianos le asienta muy bien porque ellos son sus ancestros, y aunque se ha basado en calumnias, al menos es coherente con esa causa, pero no puede decirse lo mismo con relación a grupos de dominicanas/os que ciegamente incentivan ese movimiento.
No conozco experiencias de países que frente a migraciones ilegales que van contra sus intereses, sus nacionales se vuelquen a favor de aquellos, en nombre de una concepción de derechos humanos, sin valorar sus intereses como nación. Por eso precisamos de educación en valores cívicos para fortalecer y desarrollar la identidad nacional, sin que esto impida la solidaridad con los derechos (en este caso) de migrantes, mas no apañando e incentivando ilegalidad y trato vil para con el país. Quieren algunas / os, que actuemos como si se hubiesen borrado las fronteras, asuntos que ni Estados Unidos – referente importante- ni Europa, creen ni aceptan.
Frente a esta situación, las autoridades, deben actuar en conocimiento de lo que significa este problema, y al emitir opiniones sobre un caso en particular, deben contextualizarlo, dando respuesta de contundencia, tal como es el énfasis y vehemencia con que suelen presentarse informes negativos del país en el exterior, y mandar señales claras de que el país tiene dolientes.
Deploramos que en la Junta Central Electoral no hubiera unidad de criterio sobre el caso Sonia Pierre. y que en sus contradicciones perdieran de vista el asunto central..Un caso particular no bien enfocado, puede influir en el tipo de solución de otros casos semejantes.
Ojalá que estas contradicciones no tengan nada que ver con la influencia de grupos antidominicanos, quienes trabajando sin pausa, han logrado una comunidad de adeptos /as, en la intelectualidad, y en otras personas que, temerosas de ser bautizadas como: xenófoba /o, antihaitiano /a, racista, fascista, patrioteros, y otros motes semejantes, se pliegan a favor de esa causa, y coquetean con sus propulsores / as . Nada de esto es casual, pues ha sido una plataforma de fina arquitectura construida con tiempo, con recursos, y sin inocencia.
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